Nos complace darles la bienvenida a nuestro blog, el sitio de los profesionales y voluntarios del mundo de las emergencias.
A partir de ahora puede conocer, también a través del blog, a los Equipos Caninos de Salvamento, Búsqueda y Rescate Método Arcón (ECOS, B&RMA), quienes de forma altruista y totalmente técnica, formamos a nuestros ejemplares caninos especializándolos en la Búsqueda de Personas atrapadas por cualquier tipo de elemento sepultante así como la Búsqueda de Personas desaparecidas en Grandes Áreas.
Les invitamos a conocernos y compartir con nosotros sus propias experiencias.

lunes, 11 de marzo de 2013

ECOS,BYRMA: Trabajo Duro y Constancia.

¿Cómo explicar la jornada del pasado sábado 9 de marzo? No sé hacerlo de otra forma que no sea describiendo aprendizajes, sensaciones y sentimientos juntos, pues juntos se presentaron. 

Empezamos el día con una clase teórica, impartida por Mónica Rocamora. En ella se nos instruyó en un tema vital, la identificación de los distintos tipos de personas en función de su grado de agresividad y la negociación con aquellos que por la situación de emergencia en la que están, por su personalidad o incluso por padecer una enfermedad mental, pueden suponer un peligro para nosotros.
En la charla tomamos consciencia de que en una situación de estrés, la víctima puede sentirse amenazada por nosotros, reaccionando de forma agresiva. Incluso los familiares del desaparecido, ante la impotencia de no encontrarlo, pueden sentir que no hacemos lo suficiente o que actuamos de forma incorrecta y reaccionar negativamente. Es aquí donde Mónica nos hizo ver que nuestra actitud o respuesta ante este problema es vital y que podemos impedir que se produzca mediante la observación y la empatía. Nos dio indicaciones sobre cómo debían ser nuestra postura corporal, tono de voz, movimientos… en estos casos, para que la persona en cuestión se calme y no nos vea como una amenaza. 
Aprendimos, que en situaciones límite, debemos canalizar la agresividad de estas personas y evitar su frustración encomendándoles tareas para que se sientan útiles intentando en lo posible que nada de lo que les digamos los pueda humillar. Fue muy interesante la catalogación de los signos no verbales en cada tipo de persona y especialmente útiles los elementos cognitivos asociados, ya que sólo entendiendo lo que siente la persona que se nos enfrenta podremos ser capaces de dialogar con ella y hacerla entrar en razón. Me hizo recapacitar mucho sobre lo que nos podemos encontrar y sobre la situación límite que viven las víctimas y sus familiares. 
Una vez finalizada la clase teórica, nos desplazamos para hacer una práctica de primeros auxilios caninos y fluidificación de manos también de Mónica. Para ello fueron imprescindibles nuestros compañeros caninos, que mantuvieron su compostura como siempre y lograron que el aprendizaje fuera a la vez intenso y divertido. 
Aprendimos lo que debíamos llevar en el botiquín y también los cuidados que pueden precisar nuestros perros, tanto en entrenamientos como en situaciones reales. Pudimos realizar vendajes protectores para los casos de rotura de almohadillas, abrir vías, auscultar, fabricar bozales de emergencia, extraer cuerpos extraños en la vía respiratoria, reanimar al perro en parada… Lo que más me sorprendió fue la actitud de los perros. Había cachorros, adultos, perros entrenados y otros en proceso y todos ellos participaron activamente en la clase sin el más mínimo atisbo de ansiedad o incomodidad. Por más que lo pienso (dado que algunos de los perros no habían pasado por experiencias similares y estaban en un entorno desconocido), la única respuesta a su tranquilidad y predisposición es la confianza que tienen en sus guías. 
Esa confianza, ese binomio, es lo que hace que el trabajo en una situación real sea posible y es por ese vínculo mutuo que sienten perro y guía que tenemos la necesidad de devolver con preparación lo que los perros nos ofrecen. Fue una clase muy especial. 
En la fluidificación trabajamos el ladrido de dos perros en formación, para su futura labor en la señalización de víctimas. Como siempre, se mostraron activos y felices de trabajar. 
Finalmente volvimos a desplazarnos, esta vez a un polideportivo, para introducirnos de mano de Isidro Rocamora en las técnicas de reducción de personas agresivas, enfermas… 
Aquí cabe matizar que nuestro instructor nos enseñó técnicas de reducción totalmente inofensivas ya que, como es lógico, nuestro agresor en la vida real no debe sufrir ningún daño entre otras cosas porque en esos momentos no es consciente de sus actos. 

Fue una clase magistral e intensísima que personalmente inicié muy cohibida y con bastante reparo. Afortunadamente Isidro, además de tener amplios conocimientos en el tema que nos ocupa, resultó ser una gran persona y consiguió que todos nos relajáramos y nos lo pasáramos bien. 
Nos enseñó a utilizar la fuerza del propio agresor para vencerlo y a valernos de lo que yo entendía hasta entonces como un hándicap, el peso, para incrementar nuestra defensa. Aprendimos a repeler agresiones con un simple movimiento de manos sin dañar al oponente y a reducirlo e inmovilizarlo de forma inocua. ¡Jamás habría imaginado las múltiples utilidades de un simple lápiz! 
Encontré sumamente divertidas las agresiones en grupo, en las que por turnos cada uno de nosotros tenía que evitar el ataque del resto de compañeros. 
Isidro nos enseñó también cómo caer cuando nos empujan, tanto de frente como de espaldas, para no hacernos daño ni rompernos nada. 
Pudimos comprender la necesidad de ir siempre acompañados en todas las búsquedas, para evitar accidentes y agresiones por la espalda. Además aprendimos una técnica de reducción en caso de ir dos voluntarios, muy útil y sencilla. 
En resumen, fue una jornada muy concentrada en la que no sé decir qué fue más importante, si lo que aprendimos o cómo lo aprendimos. Digo esto porque creo que sirvió una vez más para conocernos y crear un grupo más unido si cabe. No puedo más que manifestar mi gratitud a todos, instructores y alumnos, por el ambiente de amistad y cooperación que reinó en todo momento, y por demostrarme con hechos que muchas veces las barreras nos las imponemos nosotros mismos y que con voluntad, trabajo y constancia no hay límites.
Gracias por hacerme sentir que estoy donde quiero estar, donde debo estar y por demostrarme que cuando las cosas se hacen con el corazón sólo pueden salir bien. Es un placer recorrer este camino de trabajo y superación con compañeros como vosotros.

Susana Barrientos García.

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