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A partir de ahora puede conocer, también a través del blog, a los Equipos Caninos de Salvamento, Búsqueda y Rescate Método Arcón (ECOS, B&RMA), quienes de forma altruista y totalmente técnica, formamos a nuestros ejemplares caninos especializándolos en la Búsqueda de Personas atrapadas por cualquier tipo de elemento sepultante así como la Búsqueda de Personas desaparecidas en Grandes Áreas.
Les invitamos a conocernos y compartir con nosotros sus propias experiencias.

lunes, 4 de febrero de 2013

¡Cuidado! Oruga Procesionaria...

Hace dos noches, poco antes de marcharme tras finalizar el entrenamiento con mis ejemplares caninos, escuché quejarse a Zoe, la pequeña dálmata de seis meses que andaba correteando de aquí para allá llamando la atención de todos. Pensé que algún otro perro le habría puesto en su lugar… “Siempre buscando juego, no trae buenas migas…”, por lo que la llamé y no le dí más importancia cuando la observé llegar a mi lado. 
Poco después, al llegar a casa, me percaté que salivaba en exceso y, sin dudarlo, llamé a mi veterinario… Mis contestaciones a sus preguntas dio la respuesta de inmediato: Zoe había estado en contacto con alguna oruga procesionaria por lo que, sin titubear, la llevé a la clínica urgentemente… 
Apenas habían pasado veinte minutos y su lengua ya estaba inflamada aparte de mostrar un perceptible estado de confusión y apatía. Tras una breve observación, el veterinario certificó lo que había pronosticado telefónicamente: Contacto con Procesionaria del Pino. 
Había escuchado hablar de ella pero no me había interesado tanto desde ese momento. El bombardeo de preguntas fue fulminante para el veterinario: 
¿Se pondrá bien? ¿Podrá seguir trabajando? ¿Le impedirá ladrar?... 
Ahora he leído sobre la Procesionaria del Pino, informándome de todo lo necesario para que esto no vuelva a repetirse. No voy a entrar en los diferentes casos clínicos que existen y las patologías que podrían desarrollarse pero sí creo conveniente enumerar una serie de consejos para todos aquellos que tenemos mascotas y/o perros de trabajo y nos gusta disfrutar de largos paseos y/o del trabajo con ellos. 
La procesionaria tiene tres fases en su ciclo biológico que pasa de crisálida a oruga y de ésta a mariposa. 



Es la oruga, en concreto los pelillos urticantes de los que están rodeadas, las que producen los graves efectos, incluso la muerte en nuestros perros. Entre los efectos más comunes podemos enumerar: 

  • Edemas. 
  • Hinchazón. 
  • Picor. 
  • Necrosis. 
  • Caída de la parte de la lengua que ha estado en contacto con la oruga procesionaria. 
Desgraciadamente, no existen repelentes contra la oruga y hemos de tener en cuenta que la forma en la que entra en contacto la oruga con nuestro ejemplar canino es, precisamente, la curiosidad que despierta la hilera de éstas y su movimiento lento. Hemos de tener pues, especial cuidado evitando pasear por zonas de pino y zonas cercanas. 
Por otro lado, si nos percatamos que nuestro perro ha tenido contacto con la oruga, hemos de lavar la zona con agua tibia. Si es en la lengua, lo haremos de forma que el agua entre por una zona de la boca y salga al exterior por el otro. El agua tibia neutraliza la thaumatopina, el veneno que contiene los filamentos de la oruga y nos permitirá ganar algo de tiempo hasta que lleguemos a nuestro veterinario, que le dará el tratamiento más adecuado según la gravedad que presente. 
Ahora, mientras escribo estas palabras, Zoe permanece acurrucada a mi lado. No hago más que observar su lengua, deseando que no avance la necrosis ni se produzca infección. Gracias a la rápida intervención de mi veterinario, estoy más tranquila… Ella duerme plácidamente, segura, ya como si nada hubiese ocurrido. La salivación ha disminuido y aunque está agotada por la medicación, le sobra coraje para seguirme allí donde vaya… 
Desde aquí, quiero aprovechar para agradecer a la Clínica Veterinaria La Fauna por la especial dedicación y profesionalidad que pone siempre en el cuidado de nuestras mascotas. Muy especialmente en los casos de urgencia como éste en la que nosotros mismos nos mostramos más angustiados incluso que nuestros propios canes.


Mónica Rocamora Boschet.

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